Introducción.
Ante
los cambios relacionados con la globalización económica, la tendencia es
reformar los sistemas educativos sobre la base de competencias reconocidas, es
por ello que la Educación Basada en Competencias ha influido también en a la formación
docente, toda vez que representa el medio principal para garantizar la
formación de las personas que habrán de sustentar las nuevas formas de
producción económica. Las habilidades que se requieren del docente del siglo
XXI son muy diversas y complejas es por
eso que el termino competencias no tiene una definición en concreto donde todos
coincidan con su definición pero aun así podemos decir sin errar que las
competencias docentes son el conjunto de recursos, conocimientos, habilidades y
actitudes; que requieren tener los docentes para resolver satisfactoriamente
los problemas que presentan diariamente en su actividad profesional. La
educación basada en competencias (EBC) nace de un interés fundamental: vincular
el sector productivo con la escuela, especialmente con los niveles y
modalidades que se abocan a la formación profesional y la preparación para el
empleo Es por eso que en el día a día los docentes tienen que recibir una
formación inicial acorde con las competencias que la profesión requiere, y el
entorno de un mundo cambiante que exige de manera cada vez más con mayor fuerza
que estén preparados para desarrollar dicha profesión. Las competencias
docentes se manifestaran y construirán a lo largo de la carrera profesional, a
partir de las diferentes situaciones cambiantes, de la evolución del propio
docente, de su formación continua y del conocimiento que da la propia
experiencia. La formación continua del docente serán fundamentales la actitud
individual del maestro hacia la prueba y puesta en práctica de lo aprendido y
el apoyo de las instituciones para fomentarla. El tema respecto a las
competencias que un docente debe extender, es algo nuevo, aun así señalarlas,
nos ayuda a dirigir nuestra actividad a la formación integral de nuestros alumnos
y mejorar nuestra calidad educativa.
Las
competencias de un docente del siglo XXI.
La
relación entre maestro y alumno debe ser una relación liberadora, que se da
cuando se comparten conocimientos y herramientas útiles y trascendentales para la
vida; un maestro puede transmitir a sus alumnos el amor por la materia que
imparte, el amor por la investigación, por el trabajo, por la riqueza de las
relaciones de los demás, por la vida y sobre todo, por el descubrimiento y la
construcción de sí mismo. Este aprendizaje se da en la relación interpersonal
con los padres, en primer lugar, y en segundo término en la relación
significativa y profunda con otros adultos y compañeros de escuela. Es aquí
donde resulta fundamental el papel del auténtico maestro comprometido con una
educación para la vida.
Se
requiere una persona con mente reflexiva y experta, en alguna rama del
conocimiento escolar, con un repertorio de teorías, estrategias, técnicas,
instrumentos y actividades que pueden hacer de cualquier situación un momento
apasionante de enseñanza y aprendizaje, tanto para el propio educador como para
el alumno. (Ariel, 2002)
El
perfil de los maestros que pueden lograr la transformación que nuestros tiempos
demandan, exige un alto compromiso hacia ellos mismos y hacia la comunidad
educativa, exige una opción de vida y una jerarquía de valores orientada a lo
humano y a la construcción de un sociedad más justa, colaboradora y equitativa,
con una opción por la paz, el respeto a la vida y a la diversidad y una opción
por la superación permanente. El docente, deberá actualizar continuamente su
propio papel para contribuir significativamente a lo más trascendente en el
desarrollo personal y social de las nuevas generaciones, que bajo las
circunstancias de hoy, están en constante aprendizaje. (Pereda Barrios,
2006)
El
papel del maestro del siglo XXI es el de un agente de cambio que entiende, promueve,
orienta y da sentido al cambio inevitable que nos transforma a todos. Lo que se
pide de él es un compromiso con la superación personal, con el aprendizaje, con
los alumnos, con la creación de una sociedad mejor y con la revolución
educativa y social que se requiere urgentemente. Dado lo anterior, el docente debe
ser:
Organizar y animar situaciones de
aprendizaje.
Conocer,
a través de una disciplina determinada, todo aquello que concierne a los contenidos
que hay que enseñar y su traducción en objetivos en cuanto a aprendizaje se
refiere. Trabajar a partir de las representaciones de los alumnos para
desprender de allí todas aquellas circunstancias que nos mueven a trabajar a
partir de los errores y los obstáculos en el aprendizaje. Construir y
planificar investigación, en proyectos de conocimiento. (Perrenoud,
2004)
Gestionar la progresión de los
aprendizajes:
Concebir
y hacer frente a situaciones problema ajustadas al nivel y a las posibilidades
de los alumnos. Adquirir una visión longitudinal de los objetivos de la
enseñanza. Establecer vínculos con las teorías que sostienen las actividades de
aprendizaje. Observar y evaluar los alumnos en situaciones de aprendizaje,
según un enfoque formativo. . Establecer controles periódicos de competencias y
tomar decisiones de progresión.
Elaborar y hacer evolucionar
dispositivos de diferenciación
Hacer
frente a la heterogeneidad en el mismo grupo-clase. Compartimentar, extender la
gestión de clase a un espacio más amplio. Practicar un apoyo integrado,
trabajar con los alumnos con grandes dificultades. Desarrollar la cooperación
entre alumnos y ciertas formas simples de enseñanza mutua.
Implicar a los alumnos en sus
aprendizajes y en su trabajo:
Fomentar el deseo de aprender, explicitar la
relación con el conocimiento, el sentido del trabajo escolar y desarrollar la
capacidad de autoevaluación en el niño. Instituir y hacer funcionar un consejo
de alumnos (consejo de clase o de escuela) y negociar con ellos varios tipos de
reglas y de acuerdos. . Ofrecer actividades de formación opcionales, «a la
carta». . Favorecer la definición de un proyecto personal del alumno.
Trabajar en equipo:
Elaborar un proyecto de equipo, de
representaciones comunes. . Impulsar un grupo de trabajo, dirigir reuniones. .
Formar y renovar un equipo pedagógico. Afrontar y analizar conjuntamente
situaciones complejas. Prácticas y problemas profesionales. Hacer frente a
crisis o conflictos entre personas.
Participar en la gestión de la
escuela
Elaborar,
negociar un proyecto institucional o Administrar los recursos de la escuela. Coordinar,
fomentar una escuela con todos los componentes (extraescolares, del barrio,
asociaciones de padres, profesores de lengua y cultura de origen). Organizar y
hacer evolucionar, en la misma escuela, la participación de los alumnos. Afrontar
y analizar conjuntamente situaciones complejas. Prácticas y problemas
profesionales. Hacer frente a crisis o conflictos entre personas
Participar en la gestión de la
escuela
Elaborar,
negociar un proyecto institucional o Administrar los recursos de la escuela.
Coordinar,
fomentar una escuela con todos los componentes (extraescolares, del barrio,
asociaciones de padres, profesores de lengua y cultura de origen). Organizar y
hacer evolucionar, en la misma escuela, la participación de los alumnos.
Informar e implicar a los padres
Favorecer reuniones informativas y de debate.
Dirigir las reuniones. Implicar a los padres en la valorización de la
construcción de los conocimientos.
Utilizar las nuevas tecnologías
Utilizar
los programas de edición de documentos. Explotar los potenciales didácticos de
programas en relación con los objetivos de los dominios de enseñanza. Comunicar
a distancia a través de la telemática.> '" Utilizar los instrumentos
multimedia en su enseñanza.
Afrontar los deberes y los dilemas
éticos de la profesión.
Prevenir
la violencia en la escuela o la ciudad. Luchar contra los prejuicios y las
discriminaciones sexuales, étnicas y sociales. Participar en la creación de
reglas de vida común referentes a la disciplina en la escuela, las sanciones,
la apreciación de la conducta. Analizar la relación pedagógica, la autoridad,
la comunicación en clase. Desarrollar el sentido de la responsabilidad, la
solidaridad, el sentimiento de justicia.
Organizar la propia formación
continua:
Saber
explicitar sus prácticas. Establecer un control de competencias y un programa personal
de formación continua propios. Negociar un proyecto de formación común con los compañeros
(equipo, escuela, red). Implicarse en las tareas a nivel general de la
enseñanza o del sistema educativo. Aceptar y participar en la formación de los
compañeros.
Otras características que debe llenar
el docente del siglo XXI son:
Un
modelo de aprendiz:
Aprendiz
de nuevas estrategias, técnicas, de nuevos enfoques y destrezas que propicia un
mundo globalizado, competitivo y especializado características propias de la
era del conocimiento.
Un
líder moderno:
Que
dirige, orienta, da sentido y fortalece el esfuerzo de sus alumnos, conduciéndolos
a una sociedad con mayor libertad, con múltiples alternativas pero también
cargada de incertidumbre en la cual como diría Heráclito: lo único permanente
es el cambio
Un
cuestionador e investigador:
Que
enseñe a pensar, a descubrir, a formular, a buscar.
Un
filósofo:
Amigo
de la sabiduría y del conocimiento, buscador intelectual que adecue las teorías
y modelos a una realidad concreta,
Un
visionario,
Que
construya proyectos futuros integrales que ubiquen y motiven el quehacer de los
alumnos en este mundo, con una concepción de lo que es el ser humano, sus
posibilidades y trascendencia,
Un formador
De
las generaciones por venir, de las nuevas familias, comunidades, empresas e
instituciones,
Un
maestro de la vida
Que
ponga en el centro de su vocación los valores humanos, solo así esta tendrá
sentido y podrá recobrar el lugar social que le corresponde a lado de los transformadores
y forjadores de la sociedad.
Lo
anteriormente mencionado es inspiraciones y no se deberán descuidar algunos
aspectos didácticos que con respecto a la función del docente y un modelo
basado en competencias se sugiere consolidar. Aspectos como:
·
Lograr claridad en los objetivos de
aprendizaje. Propiciar condiciones favorables para el logro de aprendizajes significativos.
·
Seleccionar y proponer estrategias
diversas para lograr los objetivos.
·
Tomar en cuenta las dificultades que se
presenten y ajustar los objetivos a las posibilidades reales del grupo.
La realidad que propone el siglo XXI
exige al docente en el ejercicio de su función tales como:
1.
Un cambio de actitud y la
adquisición de nuevas competencias profesionales, atendiendo a la necesidad de
cambio.
2.
La aplicación práctica de la investigación-acción como elemento de mejora
de la propia práctica profesional y de la innovación.
3.
Trabajar en equipo, lo que exige nuevas destrezas sociales, y una nueva
concepción del entorno educativo en donde se desenvuelve, de su sistema
relacional, de valores y estructuras.
4.
Redimensionar la existencia de otros grupos de interés (familia, medios,
otros profesionales) con los que tiene que relacionarse.
5.
La aplicación de las nuevas
tecnologías que le permiten motivar, mejorar, replantear su labor docente
en virtud de buscar nuevos estímulos que lo lleven a mejorarla. El docente de
hoy, por las exigencias de su práctica, es un profesional que toma decisiones,
flexible, libre de prejuicios (actitud de anteponerse y rectificar a tiempo),
comprometido con su práctica porque reflexiona sobre la misma y le aporta
elementos de mejora. (Pereda Barrios, 2006)
Al
concebir al docente como un profesional, surgen nuevos retos ya que el desarrollo
profesional tiene que ver con procesos de mejora de conocimientos, destrezas,
competencias y actitudes. Desde un planteamiento más amplio, el desarrollo
profesional, sería “un proceso para el desarrollo personal y profesional de los
docentes dentro de un clima organizativo positivo y de apoyo que pretende la
mejora en el aprendizaje de los alumnos y la autor renovación continua y
responsable de los profesores y la escuela”. Las dimensiones implicadas en el
desarrollo docente profesional se pueden concretar de la siguiente manera:
a)
Desarrollo pedagógico: es la mejora de la enseñanza mediante actividades
centradas en determinadas áreas del currículo o bien en destrezas instrucciones
o de gestión de la clase.
b)
Conocimiento y comprensión de sí mismo: dirigido a conseguir del profesor una
imagen de sí equilibrada y auto-actualizada.
c)
Desarrollo cognitivo: Se relaciona con la adquisición de conocimientos y mejora
de las estrategias de procesamiento de la información por parte de los
profesores.
d)
Desarrollo teórico: se basa en la reflexión del profesor sobre su práctica docente.
e)
Desarrollo profesional: que se logrará mediante la investigación
f)
Desarrollo de la carrera: mediante la adopción de nuevos roles docentes. De
acuerdo con lo anterior, conviene tener presente una visión evolutiva del desarrollo
profesional (actitudes, percepciones, expectativas, satisfacciones,
Preocupaciones) en la medida que ésta pueda justificar las variaciones de actuación,
ya que a lo largo de su carrera, y como parte natural de la vida de una
persona, el docente sufre cambios significativos en su comportamiento profesional
(determinado por la propia biografía, el marco específico donde se desarrolla y
el momento del ciclo de su carrera). Se considera que la labor del docente es
multifacética y compleja, por lo que la formación de los profesores puede
abarcar ámbitos de interés muy diversos, sin embargo lo que se debe resaltar en
virtud de las necesidades del mundo de hoy es su papel de mediador entre el
conocimiento y los procesos de aprendizaje de los estudiantes.
El
reto de los docentes en el siglo XXI dadas las características del entorno actual
(globalización, diversidad, creatividad, innovación, especialización), es convertirse
en docentes estratégicos, capaces de anticiparse, descubrir, crear y adaptarse
a las situaciones que se les presenten, no pretender seguir un programa de curso
al pie de la letra o “adoptar” técnicas y recursos didácticos aplicados en
otras experiencias.
Por
otra parte la actividad docente y los procesos de formación del profesorado,
deben plantearse con la intención de generar un conocimiento didáctico o saber
integrador, que trascienda el análisis crítico y teórico para llegar a
propuestas concretas y realizables que permitan una transformación positiva de
esta profesión.
Bibliografía
Ariel, P. J.
(2002). Terminos de la Refoma a la Educacion. Toluca, Mexico.
Pereda
Barrios, M. d. (2006). perfil del
docente en el siglo XXI.
Perrenoud,
P. (2004). Diez Nuevas Competencias
Para Enseñar. Mexico, D.F.: GRAO DE Iirif.